Sanitarias suben su alerta por crisis hídrica: amplían planes y refuerzan trabajo con juntas de vigilancia
Las proyecciones poco alentadoras de precipitaciones y nieves han hecho que las firmas busquen nuevas soluciones para asegurar el suministro hídrico.
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La amenaza de que el 2021 se convierta en uno de los más secos que se tenga registro, tiene al sector sanitario en alerta. Aunque descartan racionamientos de agua, los bajos niveles de nieve, que alcanzan un déficit de 92%, preocupan en el sector.
El gerente general de Esval, José Luis Murillo, plantea que “más que el déficit de lluvias, que en nuestras regiones alcanza a 79% y 76% (Coquimbo y Valparaíso, respectivamente), la preocupación mayor es la baja acumulación de nieve”.
Esto, explica “conlleva que no habrá deshielos y los ríos no aumentarán temporalmente su caudal”.
Las zonas más críticas para Esval están al interior de las regiones, donde han tenido que impulsar conducciones de agua potable, especificamente en Romeral y Salamanca-Illapel. Esta última permite evitar el racionamiento a más de 32 mil familias de Illapel.
Estas obras se enmarcan en sus inversiones de cerca de $ 150.000 millones que han realizado en la última década.
Además, han tenido que profundizar su relación con las juntas de vigilancia del Río Aconcagua, Choapa e Illapel. Estas agrupaciones de usuarios juntan a los regantes de cada acuífero, administran y distribuyen las aguas a que tienen derecho sus miembros.
Murillo dice que la gestión integrada de cuencas es clave para mantener el servicio y para apoyar sistemas rurales, aún más afectados por la sequía. “La cuenca del Aconcagua es un gran ejemplo de ello. El consumo humano es prioridad y así lo han reconocido todos los actores involucrados”, dice.
El director de Planificación, Ingeniería y Construcción de Aguas Andinas, Cristian Schwerter, coincide en que las proyecciones para el verano “son poco alentadoras”, pero que “hemos hecho grandes esfuerzos para evitar restricciones de cara a la ciudad”.
Destaca que el trabajo con los regantes de la primera sección del río Maipo, la gestión de la cuenca y la redistribución de las aguas “ha permitido contar con mayores reservas para que, por ejemplo, el embalse El Yeso pueda estar en 80% de su capacidad”.
De todos modos dice que hay zonas de la capital, como Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, que tienen una situación de abastemiento más vulnerable, por lo que hizo un llamado a hacer un uso eficiente del recurso.
Sequía se expande al sur
Las regiones de Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana han sido los focos de la sequía, pero el centro-sur también se está viendo afectado. Las sanitarias han tenido que fortalecer sus acciones ante el avance de la crisis hídrica.
El gerente general de Essbio, Cristián Vergara, plantea que “la sequía se ha transformado en un problema estructural, con una condición de escasez hídrica permanente y que se ha extendido cada vez más hacia el sur”.
Vergara asegura que “estamos contemplando soluciones que nunca se habían considerado en el sur de Chile y que grafican que la condición de sequía cambió” como la construcción de 23 pozos en Rancagua y de una planta desaladora en Pichilemu.
El año pasado cooperaron con la conformación de la junta de vigilancia del rio Biobío, que su régimen hidrológico cerró 2020 con un déficit de 36%.
El gerente general de Aguas Araucanía, José Torga, también coincide en que la sequía se ha ido moviendo cada vez más al sur, pero que es una situación que afecta más al mundo rural que al urbano.
“Estamos ampliando y modificando una serie de plantas de tratamiento, ante los cambios en las condiciones de calidad de las fuentes superficiales actuales” en Lumaco, Cherquenco, Capitán Pastene, Los Sauces, Angol y Lican Ray, dijo.